Cuando te rompen el corazón el mundo se apaga, de repente comienza una tormenta que empieza a resonar con todas las canciones tristes, siguiéndole un desconsuelo que nubla y finalizando por una sequía emocional infinita.

Cuando te rompen el corazón la vida duele como nunca, porque pocas heridas son tan profundas y transformadoras como las que están relacionadas a un corazón roto.

Cuando te rompen el corazón no es como cuando sucede una simple desilusión, ya que cuando te decepcionan volves a ilusionarte sacando un clavo con otro clavo.

Cuando te rompen el corazón no es como cuando te hieren el ego. Es fácil lidiar con la autoestima cuando se trata de una ofensa. Te pones linda y a seguir adelante conociendo nuevas personas que vuelvan a subirte el ego.

Cuando te rompen el corazón, tu juicio se nubla. De repente nadie es atractivo y todos se vuelven monstruos incapaces de amar.

Cuando te rompen el corazón, comienza un vacío existencial que no se llena nunca. Es como un perro que sigue a su hueso imposible de alcanzar.

Cuando te rompen el corazón, empiezas a llenarte de actividades para no sentir más nada. Solo tu mente se ocupa de mantenerte en foco para no tener que lidiar con lo sucedido y las heridas que parecen no cicatrizar nunca.

Cuando te rompen el corazón… ay, el corazón. Nada podrá borrar los disparos hacia aquellos sentimientos tan dulces, puros y nobles que por alguien un día yo sentí.

Porque si encima dos veces te rompen el corazón, el mundo ya se puede ir a la mierda.

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