Así como cuando te dicen que les tengas más miedo a los vivos que a los muertos, deberías tenerle más miedo a la locura que a los fantasmas. Hay ciertos momentos en la vida donde sufrimos la inseguridad, el rechazo, el miedo al abandono y a la ridiculización.

Existe un gatillo, una manera en la que cada uno se juzga y se sabotea ¿Por qué creemos tanto que los demás están tan interesados en criticarnos cuando todos están inmersos en sus preocupaciones? Y si así fuese, ¿No crees que habla peor de él que de vos?

“¿Para qué dije? ¿Por qué pensé eso? ¿Y si me humillaron por hacer o decir eso? ¿Y si ya no me quiere? ¿Y si le dijeron algo y por eso no quiere hablarme? ¿Y si…?” Todos gatillos.

Será mejor dejar el juego ególatra de pensarnos como el centro de la vida de los demás para comenzar a entender que nadie tiene el poder de describirnos. Solo somos nosotros mismos los creadores de nuestro ser y destino, ya que la vida es un algoritmo completamente manipulable.

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